martes, septiembre 01, 2015

Con los años...
"Conté mis años y descubrí
que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante,
que el que viví hasta ahora...

Me siento como aquel chico
que ganó un paquete de golosinas:
las primeras las comió con agrado,
pero cuando percibió que quedaban pocas,
comenzó a saborearlas profundamente.

Ya no tengo tiempo para reuniones interminables
donde se discuten estatutos, normas,
procedimientos y reglamentos internos,
sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que,
a pesar de su edad cronológica,
no han crecido.

Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades
como la envidia, los rencores o los celos.
Me molestan los envidiosos
que tratan de desacreditar a los más capaces,
para apropiarse de sus lugares, talentos y logros...

Detesto, si soy testigo,
de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.

Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...
Sin muchas golosinas en el paquete...

Quiero vivir al lado de gente humana,
muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente
que sepa tocar el corazón de las personas.
Gente a quien los golpes duros de la vida
le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.

Sí...
Tengo prisa por vivir con la intensidad
que solo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna
de las golosinas que me quedan.
Estoy seguro que serán más exquisitas
que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho,
en paz con mis seres queridos
y con mi conciencia.

Tener verdadero éxito en la vida es:
reír mucho y muchas veces,
incluso, en las peores circunstancias."



-Margonio de Andrade (Poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño)-





Rayuela (Extracto Cap 21)
"Apenas nos separan
unas horas
y unas cuadras
y ya mi pena se llama pena,
mi amor se llama mi amor...

Cada vez iré sintiendo menos
y recordando más,
pero qué es el recuerdo
sino el idioma de los sentimientos,
un diccionario de caras
y días
y perfumes
que vuelven como los verbos
y los adjetivos en el discurso,
adelantándose solapados a la cosa en sí,
al presente puro,
entristeciéndonos
o aleccionándonos vicariamente
hasta que el propio ser se vuelve vicario,
la cara que mira hacia atrás
abre grandes los ojos,
la verdadera cara se borra poco a poco
como en las viejas fotos..."



-Julio Cortázar; Rayuela (Cap. 21)-






Anarquismo.
La noche y el caos forman parte de mi.
Me remonto al silencio de las estrellas.

Soy el efecto de una causa del tiempo,
del Universo [quizás lo excedo].

Para encontrarme, 

debo buscarme entre las flores,
los pájaros, los campos y las ciudades,
en los actos, las palabras 

y los pensamientos de los hombres,
en la noche del sol y las ruinas olvidadas 

de mundos hoy desaparecidos.

Cuanto más crezco, 

menos soy.
Cuando más me encuentro, 

más me pierdo.

Cuanto más me pruebo, 

más veo que soy flor
y pájaro y estrella 

y universo.

Cuanto más me defino, 

menos límites tengo.

Lo desbordo todo.
En el fondo 

soy lo mismo que Dios.

Mi presencia actual 

contiene las edades anteriores a la vida,
los tiempos más viejos que la tierra,
los huecos del espacio 

antes de que el mundo fuera.


-Fernando Pessoa-





Hay dolencias peores que las
dolencias...
Hay dolencias
peores que las dolencias,
hay dolores que no duelen,
ni en el alma
pero que son dolorosos
más que los otros.

Hay angustias soñadas
más reales
que las que la vida nos trae,
hay sensaciones sentidas
sólo con imaginarlas
que son más nuestras
que la misma vida.

Hay tantas cosas que,
sin existir,
existen,
existen demoradamente,
y demoradamente
son nuestras y nosotros...

Por sobre el verde turbio
del ancho río
los circunflejos blancos
de las gaviotas...
Por sobre el alma
el aleteo inútil
de lo que no fue,
ni puede ser,
y es todo.


Dame más vino,
porque la vida es nada...


-Último poema de Fernando Pessoa 19-11-1935-






De todo, quedaron tres
cosas...
De todo, 
quedaron tres cosas:

La certeza
de que estaba
siempre comenzando,
la certeza
de que había
que seguir
y la certeza
de que sería
interrumpido
antes de terminar.


Hacer de la interrupción
un camino nuevo,
hacer de la caída,
un paso de danza,
del miedo,
una escalera,
del sueño,
un puente,
de la búsqueda
un encuentro.


De Fernando Pessoa



Y si después de tantas
palabras...
¡Y si después de tántas palabras,
no sobrevive la palabra!

¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!

¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!

¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar
con su sombra su tiniebla!

¡Más valdría,
francamente,
que se lo coman todo,
y qué más da...!

¡Y si después de tanta historia,
sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas,
como estar en la casa
o ponerse a cavilar!

¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras,
que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!

¡Más valdría,
en verdad,
que se lo coman todo,
desde luego!

Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro,
mucha pena
y en los dos,
cuando miran,
mucha pena...

Entonces...
¡Claro!...
Entonces...
¡Ni palabra!


-Poema de César Vallejo-



Al perderte yo a ti...
Al perderte yo a ti
tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras 

lo que yo más amaba
y tú porque yo era 

el que te amaba más.

Pero de nosotros dos
tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras 

como te amaba a ti
pero a ti no te amarán 

como te amaba yo.


-Epigramas. Ernesto Cardenal-

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Para hacer el retrato de un
pájaro.
Pintar primero una jaula
con la puerta abierta,
pintar después algo bonito
algo simple, algo bello,
algo útil para el pájaro.

Apoyar después la tela contra un árbol
En un jardín en un soto
o en un bosque esconderse tras el árbol
Sin decir nada,
sin moverse.

A veces el pájaro llega enseguida
Pero puede tardar años
antes de decidirse.
No hay que desanimarse

Hay que esperar...

Esperar si es necesario durante años
La celeridad o la tardanza
En la llegada del pájaro
No tiene nada que ver
Con la calidad del cuadro.
Cuando el pájaro llega,
si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel.

Después borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro.

Hacer acto seguido,
el retrato del árbol,
escogiendo la rama más bella para el pájaro,
Pintar también el verde follaje
Y la frescura del viento,
El polvillo del sol
y el ruido de los bichos 

de la hierva en el calor estival
y después esperar
que el pájaro se decida a cantar.

Si el pájaro no canta,
mala señal,
Señal de que el cuadro es malo,
Pero si canta es buena señal,
Señal de que podéis firmar.

Entonces arrancadle delicadamente
una pluma al pájaro
Y escribid vuestro nombre
En un ángulo del cuadro....


De: Jacques Prévert




Se acabó mi tiempo. 
(keis_luvin)
¿Por qué corres Luna
cuando estoy corriendo?
¿Acaso es que a ti
también en el pecho
se te ha abierto un cráter
como el firmamento?

¿Entiendes qué siento?
¿Acaso tú sabes
que el mundo se acaba
en este momento;
que tiemblo de rabia
que corro de miedo
que siento calambres
y no me detengo?

Se me rompe el alma
se la lleva el viento
y tú sigues Luna,
me sigues siguiendo.

Ya no tengo vista
se me va el aliento
se acabó el camino
terminó mi tiempo.
Continúa Luna
que yo ya no puedo.


Del poeta: Dennis Rodríguez.





Enlace a keis_luvin: http:www.predicado.comprofile.php?usuario=keis_luvin
Tabaquería.
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
A parte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones en el mundo que nadie sabe
quién es
(Y si supiesen, ¿qué sabrían?),
Dais al misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
A una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres,
Con la muerte que mancha de humedad las paredes y hace
blancos los cabellos de los hombres,
Con el Destino que conduce la carroza de todo por el camino de
nada.
Estoy hoy vencido, como si supiese la verdad.
Estoy hoy lúcido, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que la de una despedida, tornándose esta casa a este lado de la
calle
La hilera de vagones de un tren, y el silbido de una partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un chirriar de huesos al arrancar.
Estoy hoy perplejo, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy hoy dividido entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
Fallé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
El aprendizaje que me dieron,
Descendí por la ventana trasera de la casa.
Fui al campo con grandes propósitos.
Pero allí sólo encontré yerbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Me retiro de la ventana y me siento en una silla. ¿En qué he de
pensar?
¿Qué sé yo lo que seré, yo, que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pienso ser tanta cosa!
¡Y hay tantos que piensan ser la misma cosa que no puede haber
tantos!
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se piensan en sueños genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe? ni a uno,
No habrá sino un muladar para tantas futuras conquistas.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay tantos locos deschavetados con
tantas certezas!
Yo, que no tengo ninguna certeza, ¿soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
No están en esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas#8212;
Sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas#8212;,
Y quién sabe si realizables,
¿Nunca verán la luz del sol real ni hallaran oídos de nadie?
El mundo es de quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga
razón.
He soñado más que Napoleón.
He abrazado contra el pecho hipotético más humanidades que
Cristo.
Hice filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para esto,
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie
de una pared sin puerta,
Y cantó la cantiga del Infinito en un gallinero,
Y escuchó la voz de Dios en un pozo cegado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Que me derrame la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me despeina,
Y lo demás que venga si viene o que tenga que venir, o que no
venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero nos despertamos y él es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(Come chocolates, niña;
¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que la de los
chocolates.
Mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, niña sucia, come!
¡Si pudiera yo comer chocolates con la misma verdad con que tú
los comes!
Pero yo pienso y, al quitarles el papel plateado, que es de estaño,
Arrojo todo al suelo, como tiré la vida.)
Pero queda al menos de la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico hendido hacia lo Imposible.
Pero al menos dedico a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos por el gesto amplio con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin motivo, para el decurso de las cosas,
Y me quedo en casa sin camisa.
(Tú que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
O diosa griega, concebida como estatua con vida,
O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
O princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
O marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
O cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
O no sé qué moderno;no concibo bien qué,
Todo eso, sea lo que fuera, lo que sea, si puede inspirar ¡qué
inspire!
Mi corazón es un balde vacío.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus me invoco
Me invoco a mí mismo y nada encuentro.
Me acerco a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan.
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como un condena al destierro,
Y todo esto es extranjero, como todo.)
Viví, estudié, amé y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
En cada uno miro los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca hayas vivido ni estudiado ni amado ni
creído
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer
nada de eso);
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan
la cola
Y que es cola más acá del lagarto que se retuerce.
Hice de mí lo que no supe,
Y lo que pude hacer de mí no lo hice.
Vestí un disfraz equivocado.
Me tomaron enseguida por quien no era, y no lo desmentí, y me
perdí.
Cuando quise arrancarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la arrojé y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba borracho, y no sabía vestir el disfraz que no me había
quitado.
Arrojé la mascara y dormí en el vestidor
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
quién pudiera encontrarte como cosas que yo hice,
Y no quedarme siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Pisoteando la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete con el que tropieza un borracho
O la esterilla que los gitanos roban y no vale nada.
Pero el Dueño de la Tabaquería se asomó a la puerta y se quedó
en ella.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza torcida
Y con la incomodidad de una alma que mal entiende.
Él morirá y yo moriré.
Él dejará el letrero, yo dejaré versos.
Y un día morirá el letrero y también mis versos.
Después morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta girante en que todo esto sucedió.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como nosotros
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de las
cosas como letreros,
Siempre una cosa frente a otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra.
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño del
misterio de la superficie,
Siempre ésta o aquella cosa o ni una ni la otra cosa.
Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿a comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me incorporo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como mi camino,
Y gozo, en un momento sensitivo y adecuado,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es la consecuencia de una
indisposición.
Después me reclino en la silla
Y sigo fumando.
Seguiré fumando hasta que el Destino me lo permita.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez sería feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Me acerco a la ventana.
El hombre salió de la Tabaquería (¿guarda el cambio en el bolsillo
del pantalón?).
Ah, lo conozco: es Esteves sin metafísica.
(El Dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino, Esteves se volvió y me vio.
Hizo una señal de adiós, le grité ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruye en mí sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la
Tabaquería sonrió.

*De: Álvaro de Campos heterónimo de Fernando Pessoa.




Agradecimiento a:
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Nosotros.
Nosotros
tenemos la alegría de nuestras alegrías
Y también tenemos
la alegría de nuestros dolores
Porque no nos interesa la vida indolora
que la civilización del consumo
vende en los supermercados
Y estamos orgullosos
del precio de tanto dolor
que por tanto amor pagamos.

Nosotros
tenemos la alegría de nuestros errores,
tropezones que muestran la pasión
de andar y el amor al camino,
Tenemos la alegría de nuestras derrotas
porque la lucha
por la justicia y la belleza
valen la pena también cuando se pierde
Y sobre todo tenemos
la alegría de nuestras esperanzas
en plena moda del desencanto,
cuando el desencanto se ha convertido
en artículo de consumo masivo y universal.


Nosotros
seguimos creyendo
en los asombrosos poderes
del abrazo humano.


De Eduardo Galeano







Llueve en silencio,
que esta lluvia es muda...
Llueve en silencio,
que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme.
Cuando el alma es viuda
de algo que ignora,
el sentimiento es ciego.

Llueve.
De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia,
mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.

Llueve.
Nada apetece...

No pasa el viento,
cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.

Llueve.
Nada en mí siente.



Del poeta: Fernando Pessoa.






Deja de buscarte entre mis líneas.
Deja a un lado los recuerdos
no pienso competir con lo que fuimos,
deja de soñarte entre mis brazos,
deja de decir "es mío"
deja los planes que quedaron
no me pidas que te cuente lo que nunca hicimos.

Deja el camino que no andamos
deja aquel hotel donde estuvimos
deja el recuerdo de las sábanas
deja escapar mi fantasma de tu cuarto
deja las caricias que inventé para asombrarte
las palabras que te dije
y lo que fingiste no escuchar.


Deja de buscarte entre mis líneas,
tú no apareces más...te he desterrado.


Poema de Edel Juarez



Viceversa.
Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte

tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte

tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte

o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.

Poema de Mario Benedetti




Canción infantil
¿Quién ríe, se ha reído?

Pues sí que se ha lucido.

Se ríe y han creído

que su razón ha habido.



¿Quién llora o ha llorado?

Llorar se ha terminado.

Si llora, por sentado,

que hay algo que ha ocultado.



¿Quién habla o se ha callado?

Si calla es denunciado.

Y si habla, ha silenciado

por qué al final ha hablado.



¿Quién juega tan temprano?

Si juega será en vano,

Ya se quemó la mano

con ese juego insano.



¿Quién muere, quién se ha muerto?

Quien muere, llega a puerto.

Si muere, ten por cierto,

que el caso queda abierto.



-Günter Grass-
RIP






¿Qué es la muerte para usted?
"A veces me angustia.
A veces le tengo miedo.
A veces me resulta indiferente,
y otras veces, las más frecuentes,
creo que la muerte y el nacimiento
son hermanos.

Que la muerte ocurre
para que el nacimiento sea posible.

Y que hay nacimientos
para confirmar que la muerte
nunca mata del todo"


Don Eduardo Galeano


-Hasta siempre, Maestro-

Mar Abierto...
Tu cuerpo es mar abierto,
paraíso fascinante 

para el bañista ocasional que te contempla,
para el que teme entrar en tus aguas
profundas y templadas,
por el reciente miedo,
al placer de perderse en ellas,
de tomar como única salida de tus pechos
redondos y salados
y aferrarse a ellos como tabla salvavidas.


Tu cuerpo es mas abierto
y yo la playa que bordeas,
no has hecho más que marcarme,
delimitar mi espacio,
y llevarte a trozos mi cuerpo, 

mi paciencia,
con el pretexto de tener un muelle leos,
no quieres jugar con mis arenas,
no dejas que tu espuma la absorban mis entrañas
ni que sea yo quien detenga por momentos tu marcha.
Siendo que en cada extremo eres distinta,
¿por qué insistes en no quedarte?
a los muelles el amor llega como los barcos;
en las playas, la pasión como marea.


-Edel Juárez.





Última ilusión
Los días parecen
lentos
Las noches parecen
largas

Y sólo me dices
tal vez...

Cuando
el tiempo
nos presente
la suma
de los días
que hemos
perdido,
nos sorprenderemos
con el amargo sabor
de lo efímero.

(Adilson Shiva)




    No te salves.

No te quedes inmóvil

al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

Pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.



Mario Benedetti.








    Poema de la despedida

Te digo adiós y acaso te quiero todavía.
Quizá no ha de olvidarte pero te digo adiós.
No sé si me quisiste... No sé si te quería...
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste, y apasionado, y loco,
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
No sé si te amé mucho... No sé si te amé poco.
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo,
y el corazón me dice que no te olvidaré;
pero, al quedarme solo, sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós, y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mi...
Pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.

José Ángel Buesa





Poema doble del Lago Edem.
Era mi voz antigua
ignorante de los densos jugos amargos.
La adivino lamiendo mis pies
bajo los frágiles helechos mojados.

¡Ay voz antigua de mi amor,
ay voz de mi verdad,
ay voz de mi abierto costado,
cuando todas las rosas manaban de mi lengua
y el césped no conocía la impasible dentadura del caballo!

Estás aquí bebiendo mi sangre,
bebiendo mi humor de niño pesado,
mientras mis ojos se quiebran en el viento
con el aluminio y las voces de los borrachos.

Déjame pasar la puerta
donde Eva come hormigas
y Adán fecunda peces deslumbrados.
Déjame pasar, hombrecillo de los cuernos,
al bosque de los desperezos
y los alegrísimos saltos.

Yo sé el uso más secreto
que tiene un viejo alfiler oxidado
y sé del horror de unos ojos despiertos
sobre la superficie concreta del plato.

Pero no quiero mundo ni sueño, voz divina,
quiero mi libertad, mi amor humano
en el rincón más oscuro de la brisa que nadie quiera.
¡Mi amor humano!

Esos perros marinos se persiguen
y el viento acecha troncos descuidados.
¡Oh voz antigua, quema con tu lengua
esta voz de hojalata y de talco!

Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado.

Quiero llorar diciendo mi nombre,
rosa, niño y abeto a la orilla de este lago,
para decir mi verdad de hombre de sangre
matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.

No, no, yo no pregunto, yo deseo,
voz mía libertada que me lames las manos.
En el laberinto de biombos es mi desnudo el que recibe
la luna de castigo y el reloj encenizado.

Así hablaba yo.
Así hablaba yo cuando Saturno detuvo los trenes
y la bruma y el Sueño y la Muerte me estaban buscando.
Me estaban buscando
allí donde mugen las vacas que tienen patitas de paje
y allí donde flota mi cuerpo entre los equilibrios contrarios.


Poeta Federico García Lorca, en Nueva York, 1929-30.





Las Cosas.
Se van yendo las cosas
en un ritual tranquilo.

No sé si desaparecen
o sólo cambian de lugar.
Pero cada vez son menos
las cosas y parecen perderse
alrededor de mí
en una blanca neblina.

Esa luz de la tarde las protege.

Los días se van llevando las cosas que he querido.
Con pasos secretos, a mi espalda
se desvanecen. Las cosas
pequeñas, provisionales. Las cosas
que supuse que eran mías.

Y cada vez me siento
más solo, pero más ligero.
Un emigrante, digamos,
que va perdiendo su equipaje
pero no lo lamenta.

Creo que mi vida
ha sido un ir dejando cosas
extraviadas, inútiles
y queridas
en lugares que he olvidado.



Jorge Fernández Granados




   Sol ya ausente.
Todavía un instante, 
mientras todo se apaga,
la piedra que recoge 
lo que el cielo desdeña,
esa mancha de luz
para cuando no quede,
un poco de calor
para cuando la noche.

Todavía un instante, 
mientras todo se pierde,
la memoria que guarda 
la belleza de un rostro,
esos ojos lejanos que derraman
su claridad aquí, 
tan dulce y leve,
este amor obstinado
para cuando el olvido.

Pero el olvido nunca:
un instante final 
que se transforma en siempre,
la luz sobre la piedra,
la mirada que dora tenuemente
todavía
-después de haber mirado-
la penumbra de un sueño.



Ángel González.






Tú no sabes Amar.
Tú no sabes amar; 
¿acaso intentas darme 
calor con tu mirada triste?
El amor nada vale sin tormentas,
¡sin tempestades... el amor no existe!

Y sin embargo, ¿dices que me amas?
No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:
el Amor es un sol hecho de llamas,
y en los soles jamás cuaja la nieve.

¡El amor es volcán, 

es rayo, 
es lumbre,
y debe ser devorador, intenso,
debe ser huracán, debe ser cumbre...
debe alzarse hasta Dios como el incienso!

¿Pero tú piensas que el amor es frío?
¿Que ha de asomar en ojos siempre yertos?
¡Con tu anémico amor... anda, bien mío,
anda al osario a enamorar los muertos!


Poema de Julio Flores.